TREN.
Esto era un día, después de mucho tiempo. Te voy a contar cómo llegué allí con todos ellos hablando en mi cabeza para poder pensar tranquilo. Aquel poema lo había hecho mientras esperaba partía de una figura exacta y quieta recortada en el horizonte y llevaba todo el dolor que te puedas imaginar. Los poemas así sólo se piensan, palabras con nombres nombres y nombres que suenan a versos. Cinco años antes había llegado a la puerta. Aún la recuerdo, de dos hojas que se abrían a la mitad, la de abajo debía de permanecer casi siempre cerrada, la de arriba abierta para la ventilación. Llegar hasta allí fue relativamente fácil en el sentido de que sólo era caminar dando dos vueltas en zigzag para acabar en un tramo recto que te llevaba a la casa. Las vías del tren pasaban por la parte posterior, y cada veinte minutos aproximadamente transitaba un mercancías o un tren de pasajeros, y siempre aquel pitido que empezaba en la lejanía, que se acercaba y se alejaba con dif