CABALLOS.


CÓMO TE SABE LA CARNE DE CABALLO. ES CÓMO MÁS DULCE.
Antes de las diez de la noche, a finales de noviembre. No puedo recordar muy bien cómo era la noche. Vine precipitado a la ventana atraído por las voces de la calle. Lo que abarqué a ver fue a la mujer del carnicero de El Caballo que está al lado de mi portal corriendo con lo que parecía una quijada en la mano detrás de su mujer medio desnuda. Mientras que ellos corrían hacía un lado hacía el otro un hombre que parecía joven huía sujetándose los pantalones, dando tumbos falto de equilibrio. Todo fue muy rápido. Hoy que es abril ya son las siete y media de la mañana, me asustó su postura encogida la cabeza inclinada sobre sus piernas, sentado en el rellano a cuatro peldaños de su puerta.
Era El Carnicero.
Apenas un gruñido a mi saludo.

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