RESPIRAR.



Te dije, respira despacio.Hay mucha angustia en el aire. Y es como si hubiera poco. La cama te parece intransitable como un desierto. Un abismo. Te apetece irte a gatas hasta el fondo en una gran aventura. Yo te digo lo de cruzar los Andes por si te fuera de ayuda, aparte de mi mano que se apoya en tí. O cogerte.
Con todo el frío sobre tus manos.
Limitar la luz del universo. Sólo es un gesto.
Estira la mano lo que puedas -como un australopithecus que señala su corazón-
y empujar la ventana en un último esfuerzo.
Es sublime este gesto
que aún alcanzo
señalando espacios llenos de vacío.
Qué cantidad de ausencia es necesaria
para quedar hartos.

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