HISTORIAS DE HACE TIEMPO.
Era
una historia que llevaba papeles
de caramelo y hojas marchitadas metidas entre las hojas de un libro,
miradas en un bar de carretera, un navajazo en un barrio no
recomendable, largas
noches de hospital, muchas horas días meses sin trabajo, penas de amor, odios de amor, amores no correspondidos, enfermedades
interminables, enfermedades inmediatas con el tiempo tasándote la
vida, agonías desesperadas, neurosis
muy obsesivas con muchas palabras dando vueltas,
todas las locuras, angustias
repentinas en un ascensor que
se quedó parado,
casi
decisiones
de suicidio repentinos,
suicidios meditados, paisajes de montaña mar o cordilleras, paisajes
de ciudad, paisajes con humo, paisajes sin humo, paisajes muertos,
puestas
de sol interminables en agosto, pan de centeno abierto en canal, odio
hasta la muerte, amor hasta la vida, y mucho vino tinto.
Me
dije, la empiezo así.
Llevaba muchas horas acostado en esa posición de boca arriba, y fue entonces cuando noté aquella mano extraña, sanadora que me empezó a tocar los mismos huevos, los mismísimos, sin compasión, con desgana, y no sentí nada, porque era la mano que siempre me tocaba en el mismo atardecer y de la misma forma.
Llevaba muchas horas acostado en esa posición de boca arriba, y fue entonces cuando noté aquella mano extraña, sanadora que me empezó a tocar los mismos huevos, los mismísimos, sin compasión, con desgana, y no sentí nada, porque era la mano que siempre me tocaba en el mismo atardecer y de la misma forma.
Luego
estuve distribuyendo lo de más arriba por capítulos.
Al
final te aclarabas muy poco.
Comentarios