AYER.
Ayer.
De extraña luz, por donde el solete esconde su carita. Al lado del
mar en un ritual desolador e imperfecto de colores.
Ayer
sábado.
Luego
de todo eso.
La
niña se fue.
Qué
sería de nosotros sin un poco de amor.
El
frío tan intenso buscando allí
lo
último del calor.
Poner
al perro a tirar de mi.
Debo
estar siempre a punto para el impacto.
Entender
la gravedad que llevo encima
ir
con ella a todos los lugares
en
equilibrio.
El
día lleno de albricias dispuesto a coronarse.
Lo
esperaré detrás de la ventana.
Su
muerte al fin será como siempre.
-¿Cuándo?
-Y
de qué forma.
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