Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

VOLVER A PENSAR.

Imagen
Me vieron en la escalera mecánica subir por una y bajar por la otra. No una vez. Las veces que cogieron en dos horas. Nadie me dijo nada. Otras veces, la manzana que abarca mi calle tiene unos cuatrocientos metros, y le doy vueltas. Ocho o nueve. Nadie se entera. Ponerme en cualquier cola y cuando voy llegando a la ventanilla, media vuelta y me largo. Y eso que la cola quizás había sido de ochenta metros. Nadie me dijo: Estás chalado. Pues eso. Me siento en un banco al atardecer y me fijo en todo lo que se mueve. Lejano y cercano. No controlo gorriones ni vencejos. Insectos sí. Amas de casa. Niños jugando. Gente presurosa. Cuando la tarde se apaga aún estoy allí pensando que tengo que regresar. Subir a casa y volver a bajar como si se me olvidase algo. Eso muchas veces. Entrar a Casa Genaro y ponerme en la barra cuatro horas seguidas con un tanquito de vino. Y hacer que sorbo. Una pierna doblada. El codo. La mano sobre el codo. La mano sobre mi cara. He pasado por el detector d

CASA DE ANYOTE.

Imagen
A las mazmorras de la Casa de Anyote bajó el galeno Remigio Cenci por orden del Alto Tribunal. Era una escalera empinada con dos vueltas de caracol y escalones resbaladizos de piazarra. Allí abajo la humedad rezumaba por las paredes de un sótano con una pequeña ventanita al ras de la calle; el techo estaba apuntalado por postes de roble arriostrados entre sí por puntales cruzados. La mujer estaba en la esquina, acostada en cuclillas sobre un saco de estopa. El galeno se acercó a ella sorteando los postes, se agachó y le hizo varias peguntas, pero ella no contestaba nada, le tomó el pulso y la palpó por la espalda y el vientre, luego le miró los ojos levantándole la cabeza hacia la escasa claridad que entraba. La dejó allí tirada. El informe de Remigio Cenci fue conciso: -La bruja es joven aún, y aunque está embarazada, tiene suficiente salud para aguantar los tormentos- , y así lo escribió en el documento que entregó al ujier. A los dos días la sacaron arrastras p

ME DA POR LOCO.

Imagen
Cuando un vecino me encontraba en el portal con la maleta y me preguntaba a dónde me iba, siempre le decía me voy a bajar hasta el Polo Sur , o me voy a subir hasta el Polo Norte. En realidad, cuando ya me encontraba en la calle, no sabía a ciencia cierta si para ir al Polo Sur era subir o bajar. Nunca me dio por llevar gps’s. Solamente era una realidad que para llegar a la Estación del Sur era subir bajando. Eso no hay brújula ni gps´sss que te lo pueda informar. Debes sentir tu cuerpo en el avance, si es más o menos grávido tu cuerpo, si es más llevadero tu cuerpo cuesta abajo, o debes de tirar de tu cuerpo cuesta arriba. Estas dudas fueron una constante en mi vida. Cuando era niño (para darme miedo), mi padre, que era un racista en ejercicio, siempre me decía que me iba a meter en una lavadora con cuatro niños negros y que iba a salir teñido, y yo me lo creía; y que un negro en una piscina es muy peligroso, porque no asimilaban el equilibrio inestable, ni las l

TE DESTRUYE.

Imagen
Estoy en medio de una Estadística y tengo muchísimo miedo. Me horroriza cómo voy a salir de aquí. Ahora mismo me encuentro inmerso en una pirámide poblacional, y a mi lado hay miles y miles de seres como yo, tan lejos que en el horizonte no se distingue el final de las cabezas. Nos encontramos apiñados unos al lado de los otros. Yo apenas ocupo una baldosa de medio metro cuadrado y tengo contacto con seres semejantes a mí por los cuatro lados. Nuestro supervisor de estadística nos acaba de decir que van a realizarnos un contraste de hipótesis, que es como una muestra puntual. A mi ya me fastidiarán el día. Estaba muy a gusto aquí viendo la inmensidad del cielo. Para no ahogarme entre esta gente lo que hago cada poco es mirar hacia arriba, doblar completamente la cabeza hasta quedar con mis ojos en la vertical del azul, sin tener referencias exteriores, así parezco flotar, como si estuviera sólo, y me resulta más agradable y llevadero. Ayer cumplí unos cincuenta y cinco a

NO TIENE FINAL.

Imagen
-Nomesequitaba. No está todo tan mal, si lo miras bien, estamos al principio del desierto del Sahara con una cantimplora que contiene un aproximado de cincuenta chupitos de manzana verde. Y no tiene pinta de llover. Nada. Nada. Nada es lo que se dice: Nada. A las seis de la mañana la señora del tercero saca la mano por la ventana para despedirme. Lleva allí no sé cuanto tiempo, desde el Mioceno . En la ventana. Me conoce por mis espaldas inclinadas. Cansadas.Por la funda que llevo puesta con una T grande y una B grande, en rojo, superpuestas sobre el azul manchado con mapas de pintura gris. (Talleres Bango). Es indistinto. Uno va dentro de uno, invisible, algunas veces muy dentro. Estaba claro que todo iba a acabar mal. Por eso me marché ayer del cine. Me dice Paula que en los desiertos hay unas frutas pequeñitas metidas en la arena. Vas caminando. La arena es más parda, de otro color. Allí está la frutita, la aprietas y sale agua muy fresca. Otras veces puedes dejar la funda de las ga

NO SE VE NADA.

Imagen
Ahora que cabalgamos sobre un rayo de luz debo decidir qué dirección tomar. Dadas las características de nuestra velocidad no es un problema nimio. Cada instante que pierdo en tomar la decisión son millones y millones de kilómetros que quizás me desvío de mi destino. Por eso deberé de decidirme lo antes posible. Llevo días llenos de preocupaciones pensando en esto. He llegado a dudar de mi mismo, de mi capacidad cognitiva, de mi capacidad para razonar de forma pausada con el fin de no cometer errores. Ayer, sin ir más lejos, la tripulación me echó en cara mi falta de criterio. Ahora estoy hecho un lío. Creo, sinceramente, que me he generado a mi mismo un conflicto de extrema gravedad. Estoy indeciso y esta velocidad no es buena para pensar bien. En realidad si miro lo que me rodea diríase que estoy absolutamente parado y que nunca encontraremos el final. Que da igual la dirección que tomemos. Creo que estoy empezando a sentir claustrofobia. Lo que me faltaba ahora es volverme loco por

A MI ESPALDA.

Imagen
Te he copiado muy bien. Te dibujé sobre un papel de cebolla. Y aún recuerdo que tenías unos ojos con sombras y una boca pequeñita como una cereza. En el puesto del pan han colocado sobre un anaquel de roble tres barras muy grandes para el Guinness, pero no caben dentro. Hay una hilera de mirones. He predicho hace muchos años que ahora mismo estaría pensando esto, ahora mismo, después de haberte desenrolladlo dentro de un pergamino transparente. Oliendo a pan. Surgiste del pasado porque también había olor a pan cuando me posaba sobre tus ojos para imaginarlos, intentando que los rastros de la plumilla pudieran dibujarte certeramente. Aunque era imposible. Siempre tiene la culpa la luz. Nos hace irreales. De todas formas sigo dando vueltas, doy vueltas dentro de mi cabeza y doy vueltas caminando por un pasillo abismal, sin fondo. No sé donde estás. Las capas del tiempo son como capas de tierra. Estoy aprendiendo a dormir de pie. Absolutamente hibernado. Quiero que vengas. Que t

SERÍA MÁS FELIZ.

Imagen
Llevo un tiempo con la mano palma arriba. Sí. Los pelos del pecho también están cansados y tan viejos que parecen azafrán en rama. Me llamó por teléfono Amparo para que no tuviese miedo, y me dijo, abre la ventana que ya hay luz. Hoy si me mandan a buscar una de churros no quiero ir. No quiero ir a buscar latas de bonito, ni pan bregado. Me quiero morir de hambre como ayer. Llevo dos semanas así. Huele todo. Si vas por el aire te pegas. La cisterna hace una semana que hizo glu. Y una camiseta de felpa que tengo le ha salido el veintitrés en la espalda. Las bombillas y una rosquilla de neón en el techo de la cocina no dijeron nada. Fue un silencio. Me cago en la puta que parió too. Sí. Yo sé que hay alguien por ahí que aún me quiere, tengo ese presentimiento. Pasaron una variedad enorme de pájaros en escuadrón. En mis uñas hay líquenes que crecen con la humedad. La mano hacía arriba está así por una casualidad extraña. Usualmente suelo permanecer con la